Las tarjetas o créditos revolving permiten al usuario aplazar los pagos de todas sus compras.
El prestamista ofrece, sin ningún control sobre si el consumidor pordrá o no devolverlo, un capital mensual que el cliente retorna a través de cuotas fijas, eso sí, con unos intereses muy elevados que llegan a veces a rozar el 30% TAE. El propio Tribunal Superior de Justicia ha calificado este servicio de “usurarios”, y pese a toda la polémica con los mismos, siguen existiendo.
En SER Consumidor hemos…